viernes, 15 de noviembre de 2019

Tengo un amor

              Tengo un amor que me mira a la cara de cerca y me dice cómo puedes ser tan guapísima o eres la más guapa que he visto en mi vida; que me mira a los ojos de cerca para ver de qué color me los he pintado y decirme lo bien que me quedan en verde o azul. 

                Tengo un amor que me repite quiero dormir contigo todos los días de mi vida y que cada día me dice que me quiere hasta el infinito. 

                Tengo un amor que me pide que le abrace fuerte a media noche. Y aunque también le gusta jugar con sus amigos, mi amor no me cambia por nada y hasta cuando está con ellos viene a buscarme para besarme o para engancharse a mi pierna. 

                Tengo un amor que incluso me ha dicho que tengo la barriguita más bonita que ha visto en su vida y que le encanta mi pelo.

                Tengo un amor que no quiere que nos separemos porque a él lo que más feliz le hace es estar encima de mí. 

                Tengo un amor que no escatima en repetirme lo contento que está cuando está conmigo. 

                Tengo un amor que me llama mamá, que me ama y me necesita. 

                Y siempre había oído que no hay un amor más fuerte que el de unos padres a un hijo, pero cuando veo el amor incondicional de mi hijo Nacho, me pregunto si puede haber un amor más fuerte. Sé que no será por siempre, que es una etapa, y en algún momento dejará de quererme tanto, o al menos necesitarme tanto y demostrármelo tanto… pero mientras veo ese amor de un niño a su madre, no creo que nada le pueda superar.

                Me necesita para sentirse seguro. No le gusta ir al colegio porque quiere estar conmigo, y me repite en bucle si estaré para recogerlo a las tres en la vallita, si voy a ser la primera mamá en llegar, y que me coloque en un sitio estratégico donde me pueda ver cuando vaya saliendo para quitarse cuanto antes la incertidumbre de si mamá está allí para recogerlo.

                Y recibiendo tanto no puedo evitar sentir un miedo atroz de no estar a la altura, cómo devolver tanto amor. Y siento el deseo de querer ser mejor por vosotros, ser mejor persona. Y la necesidad de ser un buen ejemplo en el que podáis miraros y que estéis orgullosos. Y doy las gracias por haberme ayudado a ser más paciente, por haberme enseñado lo que realmente importa. Sois tan pequeños aún y ya me habéis enseñado más que nadie.