viernes, 8 de marzo de 2019

Soy feminista porque quiero un mundo mejor para mis hijos


             Soy feminista porque por mi cabeza ni asoma la posibilidad de no serlo, porque para las mujeres es casi una obligación; no creo que las mujeres podamos permitirnos otra alternativa. Soy feminista porque, aunque sean varones, quiero un mundo mejor para mis hijos. 

            Desde pequeña vi como en el comedor del colegio a las niñas nos obligaron a servir las mesas. Era algo que ocurría en aquella época, al menos en mi colegio no había monitores como hoy día, y las alumnas servíamos y comíamos más tarde cuando los demás habían terminado. También lo hacían algunos chicos, con la diferencia de que para ellos era una opción y para nosotras una obligación. 

            Otro caso era el típico del patio del colegio, en el que el campo de fútbol  era en exclusiva de los niños mientras las niñas jugaban… a cosas de niñas. Yo solía ser un poco rebelde, tampoco mucho, pero sí que protesté en alguna ocasión y conseguí que las chicas pudiéramos jugar dos días a la semana, aunque siguiéramos estando en desventaja, creedme, en ese momento nos pareció un gran logro. El director del cole se entretenía en el recreo viendo jugar a los niños, mientras para la mayoría de las  niñas ya era un éxito tocar un par de veces el balón sin que fuese fuera. Pero disfrutábamos de ese ratito de fútbol.

            En el plano familiar, mis padres pertenecen a una época anterior, ellos no saben lo que es el machismo, simplemente para ellos esas son las normas.  Mi madre siempre las ha acatado, aunque seguramente sabe que no son justas, como tantas y tantas mujeres de su época. Por su desconocimiento, así nos criaron a nosotros. Que a mi hermana y a mí nos gustara coleccionar los álbumes de los futbolistas de los bollycaos, o jugar a chutar no es algo que mi madre pudiera entender. En alguna ocasión, en el mundial de Estados Unidos mi madre nos apagó la tele, porque ¿desde cuándo las niñas viendo el fútbol? 

             “Las niñas están muy bonitas cosiendo” es una frase que en muchas ocasiones oí de mi madre y mi abuela en mi infancia. Desde luego que ojalá les hubiese hecho un poco de caso y hubiera aprendido a coser, me habría ahorrado muchos quebraderos de cabeza ahora con los disfraces de mis hijos en el cole. Pero por el hecho de que coser está bien, es algo necesario y que todos deberíamos saber, como cocinar y planchar. En ningún caso porque las niñas cosiendo estén más bonitas… 

            También crecí viendo cómo desde muy temprana edad, mi regalo de Reyes era ajuar. Yo no lo entendía, yo me moría por una Barbie. Pero me estaban educando para ser una mujer casadera, que cuando me saliera un novio estuviese preparada para “poner una casa”. 

            Ojalá nadie malinterprete estas palabras, para nada es un alegato en contra de la educación que me han dado, de la que estoy superorgullosa. Lo que quiero es más bien destacar mi propia lucha ante esos estereotipos establecidos en una sociedad por naturaleza machista, que han sido tan normales hasta muy recientemente y  que por desgracia aún mantienen muchas personas. 

            Creo que soy feminista desde siempre, pero cada vez con más convencimiento. Soy feminista porque he realizado trabajos por los que han pagado más a un hombre que hacía lo mismo que yo, y a veces menos y sobre todo peor. Soy feminista porque me despidieron de un trabajo después de nacer Mateo, y al día siguiente en mi puesto había un chico más joven. Porque me dijeron que contaban conmigo para un trabajo, pero después me dijeron que no cuando supieron que estaba embarazada de Nacho. Y más adelante, teniendo un contrato firmado, no me dieron de alta cuando no pude incorporarme por estar acompañando a mi hijo en el hospital por un horrible accidente. 

            Soy feminista porque vivimos en un país con unos horarios que no nos facilitan la conciliación, porque quiero trabajar pero ahora mismo no encuentro ningún trabajo que sea compatible con dedicarme también a mis hijos que son mi vida.

            También porque estoy harta de los estereotipos desde pequeños de los que varias veces ya he hablado en mis posts: porque a Mateo le gusta el rosa, y me aburre que cada vez que le compro una simple libreta me pregunte el dependiente si es niño o niña con el único propósito de no dármela rosa si es niño. Porque estoy harta de escuchar que los niños no lloran, pero los niños sí lloran, y expresan sus emociones como todo ser humano independientemente de su sexo. Porque quiero que cuando cumplan más años no tengan vergüenza de seguir jugando con sus bebés y cuidándolos como lo hacen, ya que eso solo significa que serán buenos papás, si es que algún día deciden serlo, y si no pues que querrán y respetarán a los bebés. 

            Pero aún llama la atención que Nacho pasee a su bebé Carlitos en su carrito por todo el pueblo. Afortunadamente de momento él no tiene complejos y es superfeliz, pero no quiero que las miradas y los comentarios lo cambien.

            Soy feminista porque no puede ser de otra manera, porque necesitamos igualdad real ya, pero no a base de odio y de echar mierda a los hombres. No veo otra solución que empezar desde la base con el pilar fundamental que es la educación, en casa en primer lugar, y en el colegio también. Ir acabando con los roles tradicionales, empoderar a las niñas y hacerles ver que pueden llegar a ser lo que quieran, que pueden elegir, pero no a base de criminalizar a los hombres, porque entonces ya no sería igualdad. 

            Algunas personas que se reconocen a sí mismas como abanderadas del feminismo, flaco favor hacen en realidad cuando se lo llevan a sus extremos que no compartimos muchas mujeres feministas a las que no representan y que por supuesto no somos peores que ellas, ni menos feministas. 

            Feliz día de la mujer. Ojalá pronto ya no sea necesario celebrar este día porque la igualdad sea. 

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