viernes, 27 de marzo de 2020

Lo que de verdad importa

              Cuando nos hemos ido a la cama me has dicho que estás nervioso pensando a lo que vas a jugar mañana. Ya tienes algo en mente y sólo piensas en que ya sea de día para jugar y disfrutar. 

            Así lo vive mi hijo Nacho de cinco años. Algo pasa, él lo sabe. Hizo un dibujo y escribió él solito La gente está malita cuando hace apenas unos días no sabía escribir. Ha sido su forma de expresarlo y lo hemos colgado en nuestra terraza junto al arcoíris.

             Cuando se asoma  afuera y ve gente, pregunta por qué están ahí si no se puede salir a la calle. Si ve a dos personas caminando juntas, no sé muy bien cómo lo sabe, pero me dice que no pueden ir dos personas juntas por la calle. 

            Su guarida, que empezó siendo un rinconcito, ya ocupa la mitad del salón. Y ya hace muchos días que no me pregunta si le voy a estar esperando en la vallita cuando salga del comedor, eso parece cosa del pasado. 

            Y aunque hace sus planes para después del coronavirus, nada del otro mundo, dice que necesita  ir a recoger unas piedrecitas con su cubo, y también ir a casa de los abuelos por si el ratoncito le ha dejado allí algún juguetito que no pudo dejarle en casa porque su primer diente se le ha caído durante el confinamiento y en el país del  Ratón Pérez también están en cuarentena. 

            Y en medio de este miedo, caos, incertidumbre e incredulidad, entre esta mezcla de emociones que todos estamos viviendo, él es feliz. Pasa más tiempo que nunca con papá y mamá, se inventa un montón de juegos diferentes, hace alguna que otra trastada… 

            Y aunque apenas unas semanas atrás nuestro sueño era ir a Eurodisney y nos hacíamos ilusiones con comprarnos una casa más grande con un cuarto de juegos para vosotros y una terracita para que Samy pudiera estar más libre, ayer me dijiste que nunca nunca quieres irte de esta casa, que no quieres que nos compremos una casa más grande, y que incluso cuando seas mayor quieres vivir aquí. Eres tan feliz que no te ves en otro sitio. Has descubierto tantos escondites y tantas posibilidades dentro de estos sesenta metros cuadrados, que no quieres otra cosa. 

            Y es un poco el reflejo de lo que me pasa a mí. Quizás a todos. No quiero otra cosa. Sólo que los que estáis no dejéis de estar. Que todo sea como era. Pero que esto haga que seamos un poco mejores y que de una vez por todas nos demos cuenta de lo que de verdad importa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario