Siempre digo que
tengo un amor que es mi hijo Nacho porque es mi lapilla, todo el tiempo pegado a mí;
es el que más me necesita de los dos desde siempre, pero quizá especialmente ahora está en una
etapa en la que me demanda muchísimo.
Pero yo tengo otro amor; otro
amor que también me necesita pero que me lo pone todo muy fácil. Es tan
inocente y tan dócil que me encanta, pero al mismo tiempo me gustaría que
espabilara y tuviera un poco más de picardía porque me da miedo de que le hagan
daño.
Cómo quisiera protegerte de todo
y que esa inocencia infinita permaneciera intacta por siempre, que no
despiertes un día y te des cuenta de lo que hay ahí fuera.
Porque hasta ahora no erais muy
conscientes, pero ya a veces oís alguna noticia horrible en la tele, y mamá no
sabe cómo dizfrazarla o inventarse que eso es de mentira, las
guerras sólo pasan en las pelis, mi amor, o ¡pero cómo una mamá va a tirar a su bebé a la basura, cariño!, lo has
entendido mal… Iréis conociendo la realidad de este mundo loco, pero a mamá
le gustaría atrasar ese momento lo máximo posible.
Después de una carrera en la que
conseguiste podio viniste corriendo a abrazarme y me preguntaste si estaba
orgullosa de ti y me dijiste que te habías esforzado todo lo que habías podido.
Y yo me quedo sin palabras, porque más orgullosa no puedo estar, pero no porque
consigas una medalla, si no por como tú eres, por ser tan dulce, tan cariñoso, porque
siempre te esfuerzas por hacerlo bien; por dejarme tu peluche para que duerma
conmigo y que no me sienta sola, por prestarme tu pulsera cuando tengo un
examen para que me dé suerte, por cómo cuidas y te has ganado a las hermanitas
pequeñas de tus amigos, por querer tanto
a todos y por hacerte querer. Me encanta cómo disfrutas de todo lo que haces. Cómo me gustaría ser como tú eres.
Nunca te quejas, te encanta el deporte y te ha ayudado mucho a ir superando tus miedos y esa
inseguridad que has heredado de mamá. El deporte te ha enseñado que
esforzándote puedes conseguirlo. Antes de cada entreno, de cada carrera, te
pregunto: «¿qué es
lo más importante?» Y me dices: «Disfrutar».
Eres muy reservado para hablar,
pero a veces cuando estamos en la cama antes de dormir te abres y me cuentas
tus cosas y me preguntas sobre mi infancia… y esos son mis momentos preferidos.
Un día me preguntaste, «mamá, ¿de pequeña tenías miedo?» y cuando te respondí que sí, me dijiste, «¿y cómo superaste tus miedos?» y yo a esas preguntas
solo sé contestarte que poco a poco, con el tiempo, se van superando algunos
miedos, pero que mamá es adulta y aún tiene miedos, y no pasa nada, es normal
tenerlos y aprendemos a vivir con ellos.
Eres tímido, pero cuando nos encontramos a José María, aunque apenas le conoces, te abalanzas a él para abrazarlo,
te sale del corazón, y luego me dices «mamá, es el policía
que me salvó en la explosión de la feria». Apenas recuerdas
aquello, pero le tienes un cariño especial. Qué sabor tan diferente nos dejó
aquella experiencia. A mí me quedó el miedo de que en un segundo te puede
cambiar la vida y que a veces ni teniendo a tu hijo en brazos puedes protegerlo,
y tú lo que recuerdas es que estando en el hospital tenías la suerte de dormir con mamá, la gente
te llevaba regalos y te lo pasabas genial cuando subías a la sala de juegos. Ojalá toda la vida viendo el mundo a través
de los ojos inocentes de un niño.
Hace poco me dijiste sobre una niña
que creías que no era muy lista, y te dije que esas cosas es mejor no decirlas,
porque no es algo bonito y esa persona se puede sentir mal. Y lo entendiste a
la primera porque me contestaste: «entonces mami, ¿lo
dejo sólo en mi cerebro?». «Sí mi amor, si piensas
algo bonito sobre alguien, díselo, pero si lo que piensas no es tan bonito mejor
déjalo sólo en tu cerebro».
Quiero enseñaros muchas cosas pero al final siempre soy yo la que aprendo de vosotros. Vuestra inocencia, vuestra bondad, vuestro esfuerzo.
Quiero enseñaros muchas cosas pero al final siempre soy yo la que aprendo de vosotros. Vuestra inocencia, vuestra bondad, vuestro esfuerzo.
Qué fácil es todo contigo, Mateo,
qué suerte tengo y qué orgullosa estoy de ser tu mamá. Creo que mi misión
principal en la vida es lograr que tengáis una infancia feliz y estoy
convencida de que si eso lo conseguimos, todo lo demás fluirá.
No hay comentarios:
Publicar un comentario